Acá tenemos al verdadero Jesús. Un Jesús que desea profundamente. No hay apatía alguna aquí, ni pose políticamente correcta. Él es como un rayo láser, enfocado; y obviamente apasionado por su gigantesca misión redentora. Amada iglesia, si alguna vez te sientes desanimada, cansada, o como que la apatía parece haberse mudado a vivir contigo o el cinismo, nada hay para eso como pasar más tiempo conociendo y disfrutando a este Jesús prendido en llamas, cuya presencia, deliciosa y terrible a la vez, es mejor que la vida. Y con su presencia, todo lo que es de él también. El perfecto desempeño de Jesús, la paz de Jesús, la conciencia limpia de Jesús, el amor que el Padre siente por Jesús, el Nombre de Jesús, la identidad de Jesús, el futuro de Jesús, el reposo de Jesús, la herencia de Jesús, el carácter de Jesús, el Espíritu de Jesús, el Reino de Jesús, y la lista continúa.
Por eso queremos MÁS DE JESÚS. MÁS de la dirección de Jesús y menos de nuestra propia sabiduría. MÁS de la Gracia de Jesús y menos de nuestro sudor religioso. MÁS del Poder de Jesús y menos de nuestras estrategias humanas. MÁS de las promesas de Jesús y menos de nuestra ansiosa especulación. MÁS del Espíritu de Jesús y menos del espíritu del mundo. MÁS de lo que apasiona a Jesús y menos de lo que apasiona al mundo. MÁS del descanso de Jesús y menos de nuestro apuro por producir más. MÁS colaboración entre los de Jesús y menos un competir entre nosotros. MÁS del verdadero Jesús, y menos del Jesús domesticado. Máxime cuando Su amor por el Mundo sigue siendo tan intenso como cuando por primera vez dijera — “pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y le hablarán a

la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra.” 

(Hechos 1:8)

“Todo Jesús para todo el mundo”, es mucho más que la visión de una denominación, es el fuego que

arde en el corazón del Salvador…y en el nuestro.

Los amo porque los amo,
Rev. Dr. Javier Gómez Marrero
Superintendente